La indecisión desperdicia tiempo, y ese tiempo podría ser invertido en tareas más productivas. Pero ¿cómo evitar los riesgos que conlleva tomar decisiones apresuradas? Las personas exitosas evitan riesgos innecesarios al tomar sus decisiones de forma gradual. No intentan resolver todo de una sola vez. En cambio, cada acción se basa en el éxito de la anterior, permitiéndoles ajustar el rumbo según sea necesario.

Benjamin Franklin, uno de los hombres más sabios de la historia, utilizaba una técnica simple pero efectiva para tomar decisiones difíciles. Dividía una hoja de papel en dos columnas: en una lista los “pros” y en la otra los “contras”. Este método no solo simplifica la toma de decisiones, sino que también proporciona una visión clara de las ventajas y desventajas. Una vez que la lista está completa, el impacto de la decisión puede evaluarse rápida y fácilmente.

En el mundo de los negocios, y en la vida en general, la capacidad de tomar decisiones informadas y actuar de manera oportuna marca la diferencia entre el éxito y la mediocridad. No se trata de evitar el riesgo, sino de gestionarlo inteligentemente, de analizar cada paso y construir el éxito poco a poco.

Así que la próxima vez que te enfrentes a una decisión difícil, pregúntate: ¿Estoy perdiendo tiempo en la indecisión? Quizás sea momento de tomar el lápiz, hacer una lista y avanzar hacia tu éxito.