Sin Henry Ford, nuestro país no sería los Estados Unidos que conocemos hoy. Su obsesión por reducir costos y mejorar la productividad le permitió construir el primer automóvil que la gente común podía pagar y condujo a la construcción de una vasta red de carreteras y autopistas que dio origen a la sociedad móvil actual. También sentó las bases para la gestión de calidad total y los programas de mejora continua que prevalecen en la industria automotriz actual. Todos haríamos bien en tomar nota de las lecciones que la industria automotriz ha aprendido en los últimos años. Un enfoque obsesivo en las necesidades y deseos de nuestros clientes nos permite convertirnos en una parte indispensable de sus vidas, pero nada es para siempre. Se espera una mejora continua en prácticamente todas las industrias, y la calidad es el requisito mínimo en la economía global actual. Los líderes son aquellos que superan significativamente a la competencia en todos los aspectos del negocio.