Los ejércitos pasan horas interminables entrenando a la gente para que siga órdenes sin dudarlo. Es una cualidad esencial en un soldado. En la vida cotidiana, sin embargo, las cosas no funcionan de esa manera. Los líderes empresariales, políticos y cívicos han aprendido que la gente común realizará tareas excepcionales cuando se les pida, no se les ordene, que lo hagan. Incluso cuando esté administrando a otras personas, logrará mucho más si convierte cada pedido en una solicitud. Frases introductorias como "¿Le importaría..." o "¿Podría pedir su ayuda en..." o el siempre efectivo "Por favor..." asegurarán el éxito con mucha más frecuencia que intimidar a quienes trabajan para ti. Y cuando necesites ayuda de aquellos cuyos cheques de pago no controlas, los encontrarás mucho más receptivos a las solicitudes que a las órdenes.