Es difícil decir qué sería más desalentador: pasar de un trabajo a otro porque siempre eres el primero en ser despedido o trabajar en la oscuridad monótona en el mismo trabajo. El primero es el resultado de no hacer lo que se te dice que hagas, el segundo de hacer solo lo que se te dice que hagas. Puedes “arreglártelas” por un tiempo siguiendo cualquiera de los dos enfoques, pero nunca saldrás adelante. La iniciativa personal es más importante en el lugar de trabajo iluminado y de alta tecnología de hoy que durante la era industrial, cuando la capacidad de seguir órdenes era una habilidad fundamental. Dado que la tecnología vuelve obsoletas muchas funciones de supervisión, se espera que cada uno de nosotros haga más con menos, determine lo que se debe hacer y lo haga. No esperes a que te digan. Conoce tu empresa y tu trabajo tan bien que puedas anticipar lo que debe hacerse, ¡y luego hazlo! ¡Deja de explicar y empieza a hacer!