En el análisis final, todo lo que realmente importa son tus acciones. Puedes contar una buena historia, pero no importa lo bueno que seas para vender a los demás tus capacidades, eventualmente tendrás que rendir. Es cierto que las personas generalmente son indulgentes y pasarán por alto el incumplimiento ocasional de tus promesas. Sin embargo, en última instancia, debes cumplir tus promesas a los demás si alguna vez esperas causarles una impresión duradera. Adquiere el hábito de demostrar tus habilidades antes de hablar de ellas. Rara vez se logra algo que valga la pena sin la ayuda de otros, y nunca se logra nada sin alguna forma de acción. El camino hacia el fracaso y la desesperación está plagado de sueños de aquellos que no los cumplieron.