Hay un viejo adagio que dice que aquellos que se niegan a aprender de la historia están condenados a repetirla. Así ocurre con nuestros fracasos. A menos que aprendamos de nuestros errores, es probable que los repitamos hasta que aprendamos de esas experiencias y corrijamos nuestro rumbo, o nos rindamos y aceptemos la derrota temporal como un fracaso permanente. Cada revés que encuentres en la vida contiene información valiosa que, si la estudias detenidamente, eventualmente te llevará al éxito. Sin la adversidad, nunca desarrollarías la sabiduría, y sin la sabiduría, el éxito duraría poco. Cuando cometas un error, dí: "¡Eso está bien! Lo he sacado del camino. Nunca voy a hacer eso otra vez." Sin duda cometerás otros errores, pero no te molestarán tanto cuando los trates como experiencias de aprendizaje.