Todos tenemos dentro de nosotros el potencial para la grandeza o el fracaso. Ambas posibilidades son una parte innata de nuestro carácter. Si alcanzamos las estrellas o nos sumergimos en las profundidades de la desesperación depende en gran medida de cómo manejemos nuestro potencial positivo y negativo. Es dudoso que, si no te controlas, tus virtudes se descontrolarán. Desafortunadamente, lo contrario no es cierto acerca de tus fallas. Si no se atienden, las fallas tienen una forma de multiplicarse hasta que eventualmente ahogan tus buenas cualidades. La forma más segura de controlar tus fallas es atacarlas en el momento en que aparecen.