La verdadera amistad reconoce imperfecciones, las acepta como parte de nuestra composición individual y se enfoca en nuestros aspectos positivos en lugar de exponer nuestras fallas. A tus amigos no les gusta que comentes sus fallas más de lo que te gustaría que te critiquen. Cuando tus amigos están desanimados o decepcionados de sí mismos, una palabra de aliento servirá mucho mejor que un sermón. Para ser el tipo de amigo que te gustaría tener, ser un buen oyente, ofrecer consejos cuando te los pidan y atesorar la confianza que tus amigos han depositado en ti. Elogialos por sus logros y simpatiza cuando se quedan cortos, pero evita ofrecer "críticas constructivas" o hacerte el abogado del diablo. La mayoría de nosotros esperamos más de nosotros mismos que cualquier otra persona, y somos dolorosamente conscientes de nuestras deficiencias. No necesitamos que nos lo recuerden nuestros amigos.