Si piensas, ¿Cómo construir un puente que atraviese un cañón tan grande?. Lo primero que debían hacer los constructores era atravesar una linea de lado a lado del cañón. Atravesar un río con tan fuertes rápidos, lo convertía en una tarea imposible de realizar en un bote.
De hacerlo acabarían cayendo por las cataratas. La distancia era inalcanzable con arco y flecha y en esa época aún no se había inventado el avión.

El ingeniero, Charles Ellet, se dedico a solucionar el problema y para esto se le ocurrió una idea muy ingeniosa: Patrocinar un concurso de cometas de viento. Un gran premio de U$5.00 (toda una lotería para la época), se daría a la persona que lograra cruzar el cañón con su cometa y postrarla tan bajo al otro extremos del río, de tal manera que las personas pudieran tomarla. El concurso fue todo un éxito y dio como ganador un pequeño niño americano quien lo logró en su segundo intento.
Se uso el hilo de la cometa para atravesar una cuerda, después una soga, después un cable de acero, y así se le fue dando la fortaleza necesaria para construir un puente suspendido sobre el cañón. El puente finalmente abril en 1948. Todo comenzó con una idea y la cuerda de una cometa.
Observemos esa cuerda como un simple pensamiento, mientras más vivido y claro sea el pensamiento, más sencillo y más fuerte será. Al repensarlo múltiples veces, este pensamiento se va fortaleciendo. (la cuerda se convirtió en linea, después en soga y después en cables de acero). De una simple idea que se repiensa muchas veces, se va construyendo una gran estructura.
Pero a diferencia de una cometa, no hay cuerda atada que diga hasta donde pueden llevarte tus objetivos. Ellos sólo están limitados por el poder de tu imaginación y la fuerza de tu deseo.